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Un país, ¿dos Gobiernos?

Venezuela es una “gallera monumental”. Siempre lo ha sido. Desde hace décadas, razas, diferentes pensamiento políticos, ideologías, creencias y culturas se han fusionado en el noble país que, alguna vez, fue el destino de muchos aquellos que anhelaban un hogar lleno de oportunidades.

A partir de 1998, Venezuela ha estado dividida en cuanto al pensamiento político se refiere. Con la llegada del ex presidente, Hugo Chávez, muchos venezolanos se abrazaron a la idea socialista que él vendía; y, muchos otros, descartaron, por completo, el modelo esperanzador que ofrecía cuando atravesaba su período de “las vacas gordas”, pues sabían que, tarde o temprano, acabaría.

Poco a poco, en el país suramericano se empezó a crear un descontento con el Presidente y, más allá de eso, una apatía por la política nacional que, quizás, llevó a los venezolanos al desconocimiento de su rol como ciudadano; por ende, al desconocimiento del escenario que, hoy, vive Venezuela. Esto solo demuestra la incapacidad e ignorancia, reflejada en la confusión de la población, para afrontar la situación crítica que aquí existe.

“Nuestro gravísimo error como venezolanos, y nuestro peor enemigo, es el desconocimiento absoluto como sociedad de la obligación de respetar la Constitución y las leyes, y el deber de condenar cuando son violadas”, asevera Thays Peñalver, abogada y columnista venezolana.

Años han pasado desde que los venezolanos exigen un cambio de Gobierno. Una restitución del orden constitucional. Un escudo a sus derechos humanos. Pero, por sobre todas las cosas, una calidad de vida digna… Un país en el que de gusto envejecer. No obstante, entre tantos intentos fallidos por materializar la sustitución del sistema, la frustración e indiferencia se apoderó de Venezuela.

Ahora, en 2019,Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional y reconocido por más de 50 países como presidente encargado de la República, encendió, nuevamente, el “espíritu de lucha” que busca rescatar el Estado de Derecho y la democracia en la nación. Sin embargo, adherida a su iniciativa, arribó una nueva problemática: La duplicidad de los poderes en el territorio nacional.

No obstante, esta situación ha originado que los venezolanos se vean sumergidos en un estado de confusión total ya que, aunque muchos aplauden su acción, no comprenden en su totalidad las implicaciones del conflicto de poderes que se está presentando.

Leer más: ¿Qué piensa la gente?

Una representación clara de la duplicidad de poderes es la existencias de dos figuras del Ejecutivo: Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, reconocido por parte de la comunidad internacional; y Nicolás Maduro, líder del oficialismo, quien posee el control territorial y permanece en el Palacio Presidencial.

Dicho esto, ¿existen, verdaderamente, dos Gobiernos en Venezuela?

Carlos Luna, licenciado en Estudios Internacionales, ratifica el “carácter atípico” de lo que se vive, en la actualidad, en Venezuela.

“Al haber dos Gobiernos que compiten por la legitimidad dentro de un Estado, esto genera dispersión y confusión, que pone en peligro la unidad nacional”, asegura.

En ese sentido, Luna explica que, por ello, existe un Gobierno que controla el monopolio legítimo de la violencia y otro, representado por Guaidó que, aunque es valorado como “legítimo” a los ojos de los ciudadanos y la comunidad internacional, “no tiene la capacidad fáctica de ejercer su poder”.

Luis Daniel Álvarez, doctor en Ciencias Sociales e internacionalista, coincide con lo que plantea Luna.

“Dos Gobiernos indican una gran inestabilidad y desorden. Además, demuestran que no hay una presencia efectiva del Estado, que es sumamente grave”, cuestiona.

A su juicio, el panorama venezolano es sumamente “complejo”; pero, destaca que la Asamblea Nacional (AN), “acertadamente”, declara no un vacío de poder, sino una usurpación del mismo.

“Usted llama a Miraflores y hay es una persona que usurpa, porque no tiene una legitimidad de origen. Su llegada a Miraflores, para este período, es producto de un fraude. Pero él tiene el poder efectivo. El poder real lo tiene la usurpación”, confirma.

Por su parte, el economista y analista político, Luis Vicente León, distingue que Venezuela tiene un Gobierno en ejercicio, que posee el control territorial, y un Gobierno “que representa la simbología de la Asamblea Nacional”.

“No son Gobiernos en el mismo nivel de acción”, añade.

El Director de Datanálisis rescata que aunque el gobierno de Guaidó es, simplemente, “representativo”, también pone en aprietos al gabinete de Nicolás Maduro porque en el contexto internacional puede ejercer ciertas funciones y tomar capitales de Venezuela en las naciones que lo reconocieron. Como es el caso de Estados Unidos (EE.UU).

 

Luis Daniel Álvarez comparte esta definición simbólica del gabinete de Juan Guaidó y describe las razones de la atribución del término.

“No tiene la estructura para gobernar. No tiene un Consejo de Ministro. La gente que lo rodea es perseguida. No tiene una oficina donde estar. Aunque es reconocido por más de 50 países en todo el mundo, no ocupa directamente, por ejemplo, un asiento en la ONU”.

Asimismo, subraya que esta carga simbólica es un elemento fundamental para llevar a la ruta planteada por el líder de de la Asamblea Nacional: Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

Para Emilio Figueredo, abogado y editor de Analítica.com, el gobierno de Maduro tiene  un origen de facto. Es decir, no está reconocido oficialmente. Además, puntualiza que posee el control respaldado en la fuerza, por medio de los cuerpos de seguridad del Estado.

El origen de la “ilegitimidad” que caracteriza al gobierno de Maduro se debe al desarrollo de unas elecciones que no solo se desligaban de lo establecido en la Constitución, sino que también fueron realizadas a destiempo del plazo correspondiente. Sin mencionar el hecho de que la oposición no participó, porque varios de sus dirigentes fueron inhabilitados o arrestados arbitrariamente.  Países del Grupo de Lima, desde el 14 de mayo de 2018, advirtieron que si los comicios presidenciales se ejecutaban, serían automáticamente calificados como carentes de credibilidad.

Por tal motivo, el 10 de enero, fecha de la investidura para el período 2019-2025, representa el fin del reconocimiento de Maduro ante la comunidad internacional. Ahora, es categorizado como un mandatario que “usurpa el poder por la fuerza”.

“Desde la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente y la elección del 20 de mayo, se violó sistemáticamente el orden constitucional. No hay mecanismo de reequilibrio porque en Venezuela no existe Estado de Derecho (…). Se acabó con la división de poderes al centralizarlos bajo el control del Ejecutivo. Esto vendría siendo un estado monolítico, característico de los Gobiernos totalitarios”, considera Figueredo.

 

Thays Peñalver difiere de las opiniones anteriormente expuestas; pues señala que en el país existe un solo Gobierno “legítimo”, representado por la Presidencia encargada de Juan Guaidó.

Peñalver argumenta la ilegitimidad de Maduro en cinco aristas:

  1. Convoca a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), sin seguir los requisitos estipulados.

  2. La ANC se instaló violando más de 60 artículos de la Constitución de Venezuela.

  3. Las elecciones presidenciales del 20 de mayo fueron convocadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE) junto a la ANC.

  4. Los comicios se realizaron a destiempo, según lo especificado en la Constitución venezolana.

  5. Los partidos políticos de la oposición fueron inhabilitados. Por ello, no pudieron participar.

“Hasta el 10 de enero era un Presidente que podía ser tolerado por el mundo. Hasta esa fecha era reconocido como legítimo”, afirma.

 

 

 

 

 

La AN declaró la investidura de Maduro como una “farsa”, el 15 de enero. De igual forma, acordó, oficialmente, la usurpación de la Presidencia de la República.

La abogada, además, critica la falta de respaldo de la sociedad venezolana al gobierno de Juan Guaidó; resaltando que el 23 de enero “se rescató la Presidencia de la República”, al juramentarse, desde la plaza Juan Pablo II de Chacao, frentes a miles de venezolanos que asistieron a una convocatoria en conmemoración del derrocamiento de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, en 1958.

¿Cómo funciona un país con duplicidad de poderes? 

El director de Analítica.com, Emilio Figueredo, indica que la duplicidad de poderes hace imposible que un país sea funcional, ya que demuestra la fragilidad del Estado.

“Estamos en una situación muy anómala. Tenemos dos Asambleas, dos Fiscales, dos figuras que asumen la Presidencia, dos TSJ. Es un país totalmente esquizofrénico”.

En Venezuela, el desconocimiento es parte de la cultura política. Expertos han confirmado que los venezolanos, efectivamente, no están acostumbrados a ejercer su rol ciudadano en este ámbito. Por lo que, año tras año, no se ha fomentado su práctica, sino su evasión. Hoy, son más las personas que prefieren aislarse del tema, que entender lo que está sucediendo.

Por ello, entre las calles del país no solo reina la apatía, sino el desconocimiento y la confusión, que bloquean la visión de que la cotidianidad está directamente influenciada por el conflicto de poderes. Por muy buena –o mala- que se considere la actuación de Juan Guaidó en su logro de los objetivos.

Un reflejo de la confrontación de poderes

“El país funciona con el ejercicio del Gobierno que controla el territorio. Bajo la regla del juego del gobierno de Maduro. Eso es lo que hace funcionar al país, bien o mal. Es culpable de lo bueno pero, sobre todo, de lo malo. Es culpable de la crisis, la pérdida de derechos y la falta de inversión”, manifiesta Luis Vicente León.

Mientras que, con respecto a la gestión de Juan Guaidó señala que “acorrala a Maduro con las sanciones externas que afectan, directamente, el crecimiento económico del país”.

De esta forma, se deja ver la confrontación de los poderes Ejecutivos. El oficialista, quien ejerce la tutela sobre el territorio; y el líder opositor, quien apoyándose en la comunidad internacional ejerce presión, a través de decretos, sentencias y acuerdos, para limitar la acción del gabinete chavista.

No obstante, la verdad es que no toda la población está consciente del escenario paralelo que agobia al país; pues al evaluar la opinión que mantienen los ciudadanos, en relación a este tema, las ideas se contraponen entre sí. Unos confirmaron que, efectivamente, sí hay dos Gobiernos; otros aseguran que hay un solo Gobierno, presidido por Nicolás Maduro; y están aquellos que simplemente no saben cómo describir la situación actual.

El director de Datanálisis explica esta masa dispar de opiniones a través de la incapacidad para lograr lo prometido por Juan Guaidó. Es decir, asegura que, eventualmente, a medida que pasa el tiempo la población, probablemente, no solo culpe al oficialismo, sino también a la oposición de la crisis que la golpea diariamente.

“En la medida que pasa el tiempo, no se resuelve y Maduro no sale del poder, más gente pensará que parte de la crisis y sus problemas se deben a las sanciones que están apadrinadas por el gobierno de Juan Guaidó”, resalta el economista venezolano.

 

 

 

 

Por su parte, Figueredo concuerda con que la duplicidad de poderes perjudica la vida cotidiana de los venezolanos; pero, rescata que si esto no fuera así, y solo estuviera la opción “del gobierno de facto”, sería una “catástrofe” para Venezuela; entendiendo al gabinete de Guaidó como –quizás- una solución a largo plazo y que toma decisiones con miras en el exterior y de manera silente. En la jerga venezolana, “mejor es algo que nada”.

Estas acciones del gabinete opositor, aunque no generan un resultado inmediato y drástico en la realidad venezolana, son realmente importantes porque la intención de Guaidó, que no tiene el control territorial pero sí una gran cantidad de activos y alianzas en la comunidad internacional, es conformar la base de la transición para “el día después” de que se defina un cambio de Gobierno.

Leer más: Decretos aprobados por la Asamblea Nacional

Carlos Luna y Emilio Figueredo mantienen opiniones similares sobre este planteamiento. Para ellos, es imperativo que exista un agenda minuciosamente planificada y detallada que le de confianza a las empresas y organismos multilaterales que, en el futuro, puedan colaborar en la reconstrucción del país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Parece lo mismo, pero no lo es

En  pleno siglo XXI, la globalización permite que los países estén comunicados entre sí; hasta el punto que están al tanto de lo que sucede en cada uno. Esto genera un proceso de comparación imparable, por parte de los venezolanos, con escenarios similares al suyo. Por ejemplo, naciones que se han liberado de dictaduras o regímenes, recientemente. La frustración y desesperación en el país suramericano es inevitable.

¿Cómo se explica que Sudán y Argelia se hayan librado de su yugo dictatorial, y Venezuela se mantenga bajo el control del chavismo-madurismo?

El internacionalista, Carlos Luna, asegura que la situación de Venezuela es imposible de comparar con algún proceso histórico vivido anteriormente.

“El proceso venezolano es suficientemente sui géneris, es decir, de su propio género o especie. Y con demasiadas variables juntas que anteriormente no se habían presentado”, destacó.

A su vez, el doctor en Ciencias Sociales, Luis Daniel Álvarez, recalca que las realidades de los países son muy distintas; por lo que no existe punto de comparación que se pueda tomar como referencia para analizar la situación de Venezuela.

Álvarez, quien también es periodista, de esos casos rescata la presión ciudadana constante que condujo a un quiebre militar.

“En todos los casos tiene que insistirse con la presión interna, ciudadana, en el marco de la democracia para provocar que los otros (implicados) terminen de reaccionar. Y, de esta forma, con una confluencia interna-externa hacer que los actores que están sean desplazados”, comparte.

Leer más: Antecedentes

Thays Peñalver certifica que la comunidad internacional no se explica cómo Venezuela vive bajo la normalidad penumbrosa cuando personas comen de la basura, hay víctimas de violaciones de los derechos humanos y, además, está bajo el mandato de Nicolás Maduro, calificado como una “dictadura”.

“Nosotros no hemos hecho la tarea completa. No hemos dicho ese ‘basta ya’ que el mundo espera que digamos. Por ejemplo, mientras sacan militares de sus casas el país tiene una vida nocturna normal. Eso es incomprensible para la comunidad internacional. En este momento, damos una imagen de contradicción absoluta”, expresa la, también, escritora.

¿Cómo se define el gobierno de Juan Guaidó?

Luna valora como necesario el proceso de la reubicación de los conceptos del Derecho Internacional Público para entender el caso de Venezuela, ya que es completamente nuevo en la historia.

En política internacional existen diversos términos para definir los gabinetes independientes, sea cual sea la razón de su estructuración.

  1. Gobierno en el exilio: Es un grupo político que se califica como Gobierno legítimo de un país. Sin embargo, como no puede ejercer su poder legal, reside en un país extranjero.

  2. Gobierno alternativo: Es aquel ente gubernamental conformados en el exilio por organizaciones opositoras que aspiran convertirse en autoridad del Gobierno. Es decir, están creadas como alternativa al Gobierno actual.

En este sentido, Luna explica que en Venezuela existen componentes que tienen que ver tanto con el Gobierno en el exilio, como con el Gobierno alternativo.

“Ambos tienen la misma condición, ninguno de los dos ejerce realmente el monopolio legítimo de la violencia y es esto lo que impide, verdaderamente, la toma absoluta del poder para que los ciudadanos sientan que hay un ejercicio efectivo. En Venezuela, es el caso del gobierno de Juan Guaidó”.

Luna, quien también se desenvuelve como profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), reitera que, precisamente por la condición sui géneris del país, no existe una forma determinada de nombrar y sobrellevar lo que está pasando, descrita en la Constitución. Por lo que apuesta a la adaptación de las estructuras del derecho para el contexto venezolano.

Por otro lado, Álvarez define la gestión de Juan Guaidó como la única opción legítima para encabezar el poder Ejecutivo. En otras palabras, ante la “usurpación” del poder, el órgano legal y reconocido por la comunidad internacional es la Asamblea Nacional. Los demás, entiéndase como Asamblea Nacional Constituyente, Tribunal Supremo de Justicia, Ministerio Público y Consejo Nacional Electoral, ante los ojos del mundo, están desvirtuados y sin compatibilidad jurídica en el código nacional. Tal desarticulación entre la acción y la razón ha llevado a que el líder opositor asuma las funciones; puesto que no hay nadie más que tenga la capacidad, respaldada por la Constitución, de cargar con tal función y compromiso.  

Por estas razones, la comunidad internacional reconoce a la AN, sus actos, decisiones legislativas, y a Guaidó como su representante.

La solución: 50% de los venezolanos, 50% de la comunidad internacional

Desde el 5 de enero de 2019, fecha de la juramentación de Juan Guaidó como presidente de la AN, la comunidad internacional ha protagonizado un papel importante en la coyuntura política de Venezuela. La misma ha encabezado un respaldo y reconocimiento primordial del líder opositor, aceptando y amparando sus decisiones, anuncios y representantes; pero, más allá de eso, ha buscado estrategias de presión para forzar, muy diplomáticamente, la salida de Nicolás Maduro; alegando siempre la necesidad de una solución “pacífica, negociada y política” entre los actores involucrados.

En Venezuela, tras el diálogo en República Dominicana, organizado en 2017, se creó un sentimiento de rechazo y repudio, al ver que no se obtuvieron resultados de ningún tipo. Muchos venezolanos criticaron que la oposición se había “vendido” y que este método, únicamente, contribuyó a que el oficialismo ganara tiempo para organizar su siguiente movida. A partir de allí, al hablar de este término, el ciudadano se exalta automáticamente por temor a que se reincida en una negociación fallida, extendiendo así el plazo del gabinete de Maduro para hacerse responsable por la situación del territorio nacional. No obstante, los expertos visualizan este mecanismo como el más efectivo y certero para solucionar el conflicto de poderes, que ha trastocado la realidad de miles de personas.

Emilio Figueredo, editor de Analítica.com, confirma que la solución de la crisis política vendrá dada por un acuerdo de la comunidad internacional que ve el problema de Venezuela como un proceso desestabilizante del hemisferio. Por lo que, asegura que la comunidad internacional también tiene ansias de resolver la problemática.

“Vamos más rápido de lo que pensamos. No es una negociación entre Gobierno y oposición, es un proceso de mediación. Se van buscando los pasos, pero algo fundamental es que no puede haber cambio si no cesa la usurpación”, asevera.

También, resalta que los países miembros de la comunidad internacional deberán evaluar qué intereses tienen en la resolución de la situación venezolana para evitar “una metástasis”.

“Esto se va a resolver, lamentablemente, no por nosotros, sino desde afuera. Son los países de afuera que tienen intereses. Es una propuesta casi impuesta. O lo tomas o lo dejas”, Emilio Figueredo.

Enfatiza en la probabilidad de que los aliados de Maduro atiendan al hecho de que en Venezuela, con el gobierno oficialista no hay futuro; entendiendo que no hay capacidad para la recuperación de la deuda porque la administración chavista-madurista no sostiene nada.

“Por eso, Guaidó hace lo que puede, pero no tiene los órganos de coerción; pero, lo que mantiene, lo mantiene claro; y cada día su reconocimiento nacional, e internacional, (es mayor). En el interior, que es lo que está más castigado, porque el Gobierno beneficia a Caracas porque sabe que si pasa algo, cae. El problema está en la provincia”, afirma Figueredo.

 

Otro de los partidarios de una negociación política es Luis Vicente León, quien establece que se debe llegar a un acuerdo entre las partes, con árbitros internacionales y un gran apoyo institucional externo, que permitan concretar negociaciones básicas que encaminen a Venezuela a una elección competitiva.

En este sentido, León asegura que, para llegar a este punto, el tiempo es elemental e imprescindible una transición.

Luis Daniel Álvarez coincide en este planteamiento de una negociación encabezado por la comunidad internacional. Además, establece la necesidad de definir parámetros concretos para que, aunque existan diferencias entre los bandos, se pueda llegar a acuerdos claros; identifica esto como la “salida menos dolorosa”.  

“Hay quienes venden soluciones armadas para Venezuela. Esto es un tema doloroso porque implica bajas. Cualquier muerte es un dolor, además de la destrucción que eso va a dejar”, manifiesta Álvarez.

Los principales aliados de Juan Guaidó son los estados fronterizos como Colombia y Brasil, y, por supuesto, Estados Unidos (EE.UU), que encabeza el respaldo masivo a la administración opositora.

Estos tres países han reiterado su firme apoyo al presidente de la Asamblea Nacional, explicando que “todas las opciones están sobre la mesa”. Asimismo, en ciertas oportunidades Iván Duque, presidente colombiano, ha confirmado que la opción militar no debe descartarse; así como también, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseveró que la injerencia castrense es una alternativa y que, de ser así, su territorio está dispuesto a colaborar.

Los venezolanos, entre la desesperación y el agobio, han pedido numerosas veces una intervención militar. Sin embargo, hay ciertos elementos que no se pueden surfear ante la posibilidad de una cooperación militar internacional. En otras palabras, cada país tiene sus limitaciones y obstáculos internos.

Según Luis Daniel Álvarez, la principal problemática de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, es que la Cámara de Representantes está liderada por la oposición, reflejada en el partido demócrata. Por su parte, Jair Bolsonaro, ejecutivo de Brasil, solo cuenta con el 10% de la Cámara de Diputados. Es decir, tiene a su favor 52 parlamentarios de 513. También está el caso de Iván Duque, mandatario colombiano, que tiene tanto el Congreso en su contra, como los tres tribunales: El Consejo de Estado, la Corte Constitucional y la Corte Suprema.

“Estos factores hacen muy difícil que los países puedan lanzar un elemento militar o injerencia. Por eso, apuesta a una negociación tutelada que tiene que partir de elementos idóneos”, informa.

El empujón venezolano

Thays Peñalver observa a la comunidad internacional como un actor importantísimo en la resolución del conflicto de poderes. Por lo que aplaude los reconocimientos, apoyos y respaldo de los diferentes países, organizaciones e instituciones que siguen, muy de cerca, lo que ocurre en Venezuela.

“El respaldo del mundo hacia Venezuela se aprecia en la cantidad de países, organizaciones, organismos, acuerdos, mesas de trabajo y la negociación es algo nunca antes visto en la historia. Esa tremenda ayuda es proporcional al problema en el que estamos metidos; pero también, en el que está metido el chavismo”.

Sin embargo, subraya la importancia de la actuación de los venezolanos en la solución a su propia problemática; considerando que la comunidad internacional es un actor más en el rescate de la democracia del territorio.

 

 

 

 

Luis Vicente León comparte, también, este punto. Para él, la comunidad internacional es una ayuda y apoyo importante; pero, no es más significativo que el esfuerzo que deben hacer los venezolanos.

“El futuro de Venezuela está en manos de los venezolanos”, ratifica.

Carlos Luna reitera que el futuro de Venezuela no está en manos de la comunidad internacional, sino que su rol es, exclusivamente, de mecanismo de presión para materializar las condiciones para una negociación política en el país.

Efecto Guaidó en el exterior

Entre tanta desesperación, los venezolanos no han evaluado, en su totalidad, los efectos que el grupo de Juan Guaidó ha generado en los países aliados, que son más de 50 naciones.

Tras cinco meses de la juramentación del dirigente opositor, la desesperanza se desborda entre los venezolanos, quienes no se han percatado del verdadero efecto que sus decisiones tiene sobre el ámbito internacional. Aunque la aspiración de algunos es el cambio de Gobierno, el hecho de que no se concrete, por los momentos, el fin del sistema actual, no implica que las acciones de Guaidó no repercutan en el extranjero.

Leer más: 2019: Un presidente en cuestión y un presidente encargado

Por ejemplo, los representantes designados por la Asamblea Nacional, en febrero, tienen una función real, según lo que aclara Carlos Luna. A su consideración, los embajadores de Juan Guaidó, en las naciones aliadas, cumplen con la conformación de un lobby “que busca consolidar y ampliar la base de apoyo al gobierno legítimo del Presidente encargado”.

No obstante, aunque la “función de lobby” en el exterior se está organizando, Carlos Luna asegura que en relación con los temas consulares los representantes nombrados por la AN se enfrentan a ciertos obstáculos ya que no tienen acceso a la información para poner en funcionamiento las embajadas.

“El Registro de Antecedentes Penales, el Registro Civil, el Sistema Nacional de Identificación, la emisión de pasaportes, partidas de nacimiento y apostilla pertenece, en muchos casos, salvo algunas excepciones como Panamá, Costa Rica y EE.UU al control del régimen usurpador”.

En ese sentido, Luis Daniel Álvarez, plantea que el avance, o no, en ciertas gestiones dependerá de la esfera interna de cada Estado. Por ejemplo, Estados Unidos está en sintonía con lo decidido por Juan Guaidó y el Congreso Nacional, en referencia a la extensión de la vigencia de los pasaportes venezolanos por cinco años más después de su vencimiento. La oposición aprobó este decreto y Trump aceptó respaldar la medida para los migrantes de Venezuela que se encuentran en el territorio estadounidense.

Con respecto a las limitantes en las labores diplomáticas, detalla que son muy complicadas hasta que “cese plenamente la usurpación”.

“Por ejemplo, los pasaportes dependen del Ministerio de Interior y Justicia, no del consulado. Se tiene que pedir al Ministerio y eso no se tiene”.

Asimismo, el también magister en Ciencias Políticas aclara que los representantes designados por la Asamblea Nacional, como lo son Gustavo Tarre, Carlos Vecchio, Guarequena Gutiérrez, no son embajadores de Venezuela.

“Se debe tener cuidado porque se pueden generar unas expectativas que, al final, pueden no cumplirse hasta que no haya un cambio definitivo en la estructura de Gobierno”.

Las sanciones, un ancla que busca hundir a Maduro

Con el objetivo de presionar la salida de Nicolás Maduro, la comunidad internacional, desde 2017, ha empleado una estrategia de sanciones para limitar el uso de los activos venezolanos por parte del oficialismo.

Las medidas económicas se han implementado para Pdvsa, estatal petrolera venezolana, y Citgo, filial de Pdvsa en EE.UU. De igual manera, se han sumado cada vez más los nombres de funcionarios del gabinete de Nicolás Maduro en la “lista negra” de la administración de Trump. Todo esto, con la finalidad de inducir la renuncia del dirigente de Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Las sanciones han ido ahorcando, poco a poco, la posibilidad del Gobierno de manejar sus fondos en el exterior. Los activos de Pdvsa y Citgo se encuentran paralizados, a la espera de que el equipo de Juan Guaidó constituya el fondo que recopilará los activos destinados a la reinversión venezolana.

Las sanciones, desde su aplicación, no han materializado un cambio de Gobierno; pero, sí han dificultado la gestión chavista-madurista que ha acudido a la venta de las reservas auríferas para sostenerse y recibir algún tipo de ingreso.

Más de 50 Estados han dado la espalda al segundo mandato de Maduro. Motivado a esto, Thays Peñalver, afirma que “ningún régimen se puede sostener por la ilegitimidad y sin el respaldo mundial”.

Luis Daniel Álvarez puntualiza que la presión a ejercer la comunidad internacional debe ejecutarse por medio de sanciones personalísimas; resaltando que es, más probable, que este tipo de medidas impulsen una negociación política.

“La idea de grandes bloqueos ha fracasado, como el embargo a Cuba. No se ve a la familia Castro o a Díaz Canel (presidente cubano) haciendo cola para recibir café o un pedazo de carne. Estas medidas terminaban afectado a la población, ahora lo que hay es sanciones personales”, expone.

El internacionalista, Carlos Luna, añade que las sanciones deberían ser de diversas índoles: Desde personales, hasta económicas y comerciales.

Luna ejemplifica otro tipo de presión internacional, englobada en el caso del gobierno de Chile, que informó que funcionarios de Nicolás Maduro tienen prohibida la entrada a su territorio.

Por su parte, Luis Vicente León expresa que, con las sanciones, el gobierno de Juan Guaidó logra afectar el funcionamiento de la economía, no solo de los fondos privados de Maduro y su administración.

En contraparte, valora como “absurdo” atribuir la causa de la crisis pública, eléctrica, económica y de infraestructura a las sanciones.

“(Las sanciones) son culpa de un mal Gobierno, un modelo primitivo de revolución. Sin embargo, la no posibilidad de solucionar problemas, hoy, sí tiene que ver con las nuevas sanciones”, testifica.

Efectos secundarios de las sanciones a Venezuela

Ante las sanciones aplicadas a los funcionarios de Nicolás Maduro y su afán por mantenerse en el poder, puede existir la percepción de que las medidas sean contraproducentes para los venezolanos. Es decir, los dirigentes del oficialismo se mantienen en el territorio venezolano ya que no tiene a donde ir, ni los recursos pertinentes para mantenerse en el exterior.

Luis Daniel Álvarez, señala que este es el riesgo que corre la comunidad internacional al momento de emitir las sanciones. Sin embargo, rescata que si los sancionados de Maduro “son gente de habilidad”, y con interés de resguardar sus intereses, deberían optar por una salida negociada.

“A fin de cuentas, lo que puedan tener, no lo van a disfrutar en una Venezuela derruida”.

Agregó que, en estos casos, a veces “toca ser simples espectadores”, ya que es la comunidad internacional la que tiene el poder “de mover las piezas.

Como una representación de esto, el académico de la cátedra de Historia explica la situación de Siria: Los líderes no dieron a torcer su brazo y, por ello, se atrincheraron en el poder; mientras que, en el caso de Ucrania, la presión fue tal que los gobernantes aceptaron dimitir.

Por su parte, Carlos Luna agrega que aunque la emergencia humanitaria no fue ocasionada por las sanciones, estas medidas comerciales, efectivamente, sí agudizan la crisis. Por lo que propone la unión entre la comunidad internacional y la sociedad civil de Venezuela para que, en conjunto, se presione al “régimen” para lograr salir del conflicto político a la brevedad.

“Se debe tratar de debilitar el régimen de tal manera que se produzca una negociación política; pero, esta tiene que llevar a ambas partes a establecer unos compromisos verdaderos en el tiempo, y el compromiso del cumplimiento de los mismos”.

¿La división de pensamiento puede derivar en una fragmentación del territorio, o una guerra civil?

“Espero que la presión internacional sea más grande, para así evitar desenlaces mucho más sangrientos y tétricos”, Luis Daniel Álvarez.

A consideración de los expertos consultados para este reportaje, imaginarse una guerra civil es, verdaderamente, complicado.

Luis Vicente León, Luis Daniel Álvarez y Carlos Luna mantienen un punto de encuentro: La guerra civil, en Venezuela, no es una posibilidad porque uno solo de los bandos –el oficialismo- tiene el control de las armas.

“La guerra civil necesita dos fuerzas armadas que van al conflicto. En Venezuela, no hay dos. Hay un Gobierno que controla las armas, y la oposición que controla los sentimientos y el apoyo internacional. Eso es un conflicto de poderes”, sostiene León.

Además, el economista estima un escenario más probable, en el que alguna de las partes desintegre a la otra, originando un “empate destructivo”.

Luis Daniel Álvarez, por su parte, resalta la posibilidad de que el conflicto de poderes venezolanos conduzca a un Estado fallido. En otras palabras, una somalización.

Gobierno de ejecución vs. Gobierno simbólico

Gobierno de ejecución vs. Gobierno simbólico

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"Maduro mantiene el control, pero no gobierna".

Emilio Figueredo

"En Venezuela no hay ni dos Presidentes ni dos Gobiernos. Maduro es, por hecho, ilegítimo".

Thays Peñalver

"Guaidó ha logrado que la comunidad internacional castigue al gobierno de Maduro limitando su acción, reduciendo su capital de trabajo y haciendo que tenga problemas para operar; pero la acción del país la controla Maduro".

Luis Vicente León 

"No vienen a salvarnos, eso no existe. Somos un país que debe madurar mucho, porque sino vamos a volver a caer en manos de esta gente".

Thays Peñalver

Luis Vicente León: El futuro de los venezolanos está en sus manos

Luis Vicente León: El futuro de los venezolanos está en sus manos

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"Si los dos tuviesen la misma fuerza y se enfrentaran, lo más probable es que ninguna parte le gane a la otra; per sí que destruyan el país".

Luis Vicente León

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